viernes, 22 de febrero de 2013

LLUVIA DE RECUERDOS

Hace casi 13 años qué nos lo arrebataron, hoy a pocos días de su onomástico, quise escribir sobre una de mis personas más queridas.

Se trata de mi abuelo, que también fué mi padre y amigo. Mi tata*, este 28 de febrero, cumpliría 85 años.
Tengo vagos recuerdos de él, compenso las lagunas con las fotos que conservo.
Su nombre era Guillermo Manuel Herrera, fué un buen hombre y cariñoso, jamás le oí decir ninguna grosería y era un manitas arreglando cosas.

La mamita me contó, que de joven, el tata se parecía mucho a Pedro Infante, el cantante mexicano, aunque con los años a mí, me parecía que tenía más parecido a Popeye, el marino.
Tenía la piel blanca, cabellos canos y una graciosa calva con pecas en la coronilla, que ocultaba con una gorra deportiva, solía llevar barba de dos días, siempre me pinchaba cuando le daba un besito, le gustaba tomar café negro muy de mañana - Ahora cada vez qué huelo a café recién hecho lo imagino tomando una taza de café.

Hacía unas ricas tostadas de pan francés con mantequilla en la sartén.
 
Papá me contó que era un buen cocinero - Aunque no recuerdo haber probado ninguna comida preparada por él. Los domingos, el tata y mamá, ayudaban a la mamita a preparar el rico ceviche, era muy diestro con el cuchillo, estaban desde temprano cocinando, tenían que tener listo el menú, yo no podía ayudarlos cocinando porque estaba pequeña, pero me encargaba de la publicidad, ofrecía a mis compañeros del coro parroquial, que colaboraran con mi familia comprando el rico ceviche con tallarines rojos , papa a la huancayna y la rica chicha morada, después de misa de ocho. Y luego del alboroto del medio día, comíamos en familia por la tarde viendo algo en la tele.
Por la noche, me ofrecía leche caliente, antes de que me fuese a dormir. Le hecho de menos.
Pasamos pocos, pero preciosos momentos juntos, no jugábamos mucho pues estaba casi siempre cansado, caminaba mucho reciclando cosas que luego pudiera vender al peso, pues su oficio de zapatero ya no le generaba ingresos.

Una mañana, luego de llegar de reciclar la chatarra, nos llamó, a mi hermanita y a mí, yo tenía 9 años, y Allison 4 años apenas, nos entregó una pequeña muñeca, sucia y desnuda, dijo que era para nosotras, la aceptamos agradecidas, fué el regalo más bonito que nos hizo, le pedí a mamá y a la mamita que nos ayudarán a encontrar ropa para vestirla, Allison y yo nos encargamos de limpiarla, (en realidad la bañamos y secamos al sol) con el tiempo le fuí consiguiendo pendientes y más ropita, y con los "baños" poco a poco fuí quitándole las manchas de bolígrafo que tenía en la cara, a mis 23 años aún conservo a mí preciosa muñeca.

Cuando no estábamos sentados frente a la "tv" viendo a los super campeones, animando al equipo del Niupi (su equipo favorito en la ficción) y vitoreando los goles de Oliver Aton, me dejaba sentarme en su regazo y jugar con sus uñas, tenía unas manos grandes y ásperas, - sonrío recordándole, me asustaba cada vez qué apretaba alguno de sus dedos intentando probar qué era más fuerte que él, y luego reía.
Por las tardes cuando terminaba de  hacer los deberes del colegio, me ponía a dibujar e iba a buscarlo al patio a preguntarle si estaba bonito, entonces, él me decía que me lo diría cuando le mostrara el dibujo completo, así que no me quedaba más que terminar mis dibujos, jamás me engañó, nunca me decía lo que quería oir, me decía lo que tenía que decir.
Recuerdo una tarde en especial, en que mi tata estaba chinchando a mi mamá, yo reía bajito, porque mi mamá era muy renegona y no aguantaba bromas. Creo que al tata le gustaba molestar a mi mamá, justamente por eso, porque era una gruñona (¡ Mami te quiero !).

Mamá me contó que la canción favorita del tata es Cartas amarillas, de Nino Bravo, nunca le oí cantar sí que le oía silbar, silbaba todo el tiempo, yo intentaba imitarle.
 
Intento recordar nuestra última charla, mi mente me transporta a una noche, con brisa fresca, él estaba triste, mirando al vacío, estaba preocupado, porque no tenía dinero y quería poder ofrecernos más, me dijo qué esa navidad, la navidad del 2000 se disfrazaría de papá Noel y nos obsequiaría bonitos regalos, yo me apegué a él y lo acompañé hasta que dejó de llorar, no supe que decir, creo que no le dije nunca cuanto lo quería, y luego un día ya no pude hacerlo, supongo que él lo sabía, aunque hubiera sido mejor habérselo dicho, decirle que no me importaba no tener abundancia, era feliz así. Pero no dije nada. Sólo estuve a su lado.

Ahora digo a quien me importa, ¡eso! que son importantes para mí, porque no sabemos que nos sucederá mañana, ya no doy por sentado que lo saben.

Gracias por leerme, los quiero.

* Dedicado a mi Tata, mi abuelo, mi padre, ¡te quiero mucho! ,besos donde quiera que estés. (Tata palabra en quechua que significa padre).

2 comentarios:

  1. Q bello leer esto. .. y comparto tus sentimientos.
    Jamás dejo ni dejaré de pensar en ellos, mis abuelos!
    Mis mejores deseos par ti, Marbri!

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  2. Gracias Cinthya, yo creo que nunca nos olvidaremos de ellos, y siempre tendremos un pedacito de ellos en nuestro corazón. :)

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